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Imagina que en la radio suena una canción country que te cala.
El vaquero del sombrero, la voz rota y una letra que habla de orgullo, de caminos recorridos y de no dejarse pisar.
Esa canción es "Walk My Walk".
Pero hay un matiz: todo lo que se dice en la canción nunca lo vivió un humano.
Porque el autor, el intérprete, el sonido… todo lo ha creado una máquina.
Esta semana, la canción número uno en la lista Billboard de ventas digitales country en EE.UU la firma Breaking Rust, que en realidad es un proyecto generado por IA.
Pero... ¿Qué sabemos de él?
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Que tiene más de 2 millones de oyentes mensuales en Spotify.
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Que su “autor” está acreditado como Aubierre Rivaldo Taylor, un nombre que muchos creen ficticio o ligado a proyectos de IA.
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Y que la canción fue producida de forma íntegramente automatizada: letras, música, voz... todo.
Esto, obviamente no ha pasado desapercibido, a mucha gente le han surgido preguntas:
¿Importa quién la canta o quién la creó si conecta?
¿Es arte si nació de un algoritmo?
¿Y qué pasa con los artistas humanos mientras la IA se abre camino?
Aunque "Walk My Walk" es un hit menor, su significado es enorme: es la primera vez que un proyecto de IA conquista un podio oficial en un género tradicional como el country.
Y eso abre una grieta en la industria.
Algunos lo celebran como innovación; otros lo ven como amenaza.
Pero el profesor Jason Palamara fue claro:
“Los artistas humanos que quieran destacar tendrán que apostar por lo que la IA no puede replicar: historia, emoción real y conexión personal.”
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